Los niños de Gaza

Que en el mundo en guerra, los niños en particular son siempre las víctimas
inocentes, no hay quien pueda cuestionarlo. Se pueden cerrar los ojos, pero los
datos son incontestables, son más de 12.000 niños muertos por la guerra en la
franja de Gaza en 5 meses, y la actividad de Israel por evitar dicha situación o
permitir su atención médica, o sencillamente que puedan ser acogidos en el exterior
(al cerrar fronteras y convertir la franja en un infierno sin salida) es nula. El fin no
justifica los medios, y mucho menos, el fin real del negocio del gas en el litoral de la
franja y el control final de todo el territorio histórico de lo que fue Judea, Samaria y
Galilea, que por motivos exclusivamente religiosos y teológicos, se enviste y
autolegitima el sionismo israelí para anexionarse por la vía de los hechos y la fuerza
como propios, aquellos territorios históricos y tierra Santa. Cuando les fue cedido un
territorio en los años cuarenta del siglo pasado, por ser entre otros motivos una
población masacrada, perseguida e itinerante que había pagado un alto precio por
la teoría de la supremacía de la raza aria. Aunque quizás, y esto es conjetura, la
barbarie se nutre de cosificar a las personas, y echarle la culpa a un colectivo o a una
raza, como sucedió con el nazismo. Sin embargo, constituye per se un acto ciego de
cobardía la de aquellos que detentan el poder, o quieren acceder a él y conservarlo
a toda costa y fuera de toda razón exterminando, vidas y seres humanos como si no
hubiera un mañana. No hay publicidad ni películas reiterativas de nazis recordando
masacres históricas, como para entender justificable lo que ese crimen contra la
humanidad se está consumando en Gaza, ante la pasividad de nuestro mundo
occidental. Una ONG en un anuncio y con una cuenta corriente no hace nada. Sólo
una movilización masiva y boicot a toda empresa con intereses directos en la zona,
que son los ejecutores últimos de esta masacre. Por situación geográfica estamos
en el lado oscuro, tenemos pocas opciones. Somos un territorio ocupado con bases
de la OTAN, que nos tratan de dirigir a estar más preocupados e invirtiendo más en
una guerra que nos va a llevar a la ruinaen Ucrania (perdida desde que se inició),
que en atender la inmediatez de una emergencia humanitaria sin precedentes
ocasionada no por un desastre natural, sino por la codicia y ambición desmedida de
unos iluminados al estilo de su antiguo enemigo con bigote recortado. Desde aquí,
sólo cabe denunciarlo reiteradamente y tomar en la medida de nuestras
posibilidades acción para ello. Y sobre todo, no olvidar de dónde estamos, a quién
servimos y a dónde nos encaminamos.
Por lo pronto va a estrenar una película del establisment yanqui, se titula su
traducción en versión española “los niños de Winton”, sobre la labor de este
personaje salvando vidas de niños judíos durante la Segunda Guerra Mundial. Por lo
pronto, mientras siga masacrando niños y civiles Isrsael, con el beneplácito y
bendición hipócrita (por vía de omisión) de su siempre eterno socio (o esclavo según
se mire) USA, no veré ni contribuiré a la industria de cine propagandístico

norteamericano en ninguna de las salas de estreno. El relato del victimismo tiene un
plazo de caducidad, y éste llegó a su fin.

Por Pedro Pérez Blanes

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